martes, 19 de mayo de 2020

LEJOS


Creo que no he descansado en toda la noche, pero me da la sensación de que llevo mil horas tumbada. Me duelen las cervicales y los brazos, estoy como encogida. Aún no abro los ojos, la pereza me inunda todas las mañanas. Quiero quedarme un rato más en mi cama. Además, mi vejiga me está dando una tregua, pues por una vez no me despierto con unas ganas tremendas de ir al baño.
Me fastidia dormir mal. Me duelen los brazos bastante, quizás estaba en una mala postura, aunque he despertado boca arriba, con lo que odio estar así, prefiero acurrucarme y coger mi almohada. Desde lejos, me llega el rumor de los vecinos, hay varias voces que parecen un murmullo, hay una que se parece a la de mi madre. La oigo así como borrosa, lejos.

Me duele la cabeza tambien. Va a ser una mañana dura. Huele raro, noto el olor a cera quemada, pero hay un olor químico en el aire, como a formol, viene de lejos y lo confundo con el de la cera. No sé, las obras de este edificio son interminables, cuando no es ruido, es polvo, cuando no, olores raros, que hartura. 

Aún en la cama, sin moverme, intento alargar un poco las piernas, que horror, como me pesan, como si hubiese hecho 20 kilómetros. Tengo la sensación de que tengo los dedos de los pies pegados y me cuesta mucho estirarme, pero lo pienso de nuevo y ayer no salí a correr, debería estar fresca como una lechuga. 

Inspiro fuerte, nada me quita la pereza, ¿hoy es sábado? Si no es sábado, la alarma para ir al trabajo no ha sonado. No me llega claridad a través de los párpados, pero por el ruido, no parece temprano, quizás está nublado, o lloviendo. 

Creo que ayer ya me dolía la cabeza, por eso no salí a correr, a ver si ahora voy a tener migrañas. Mi hermana dice que es terrible y que le duran varios días. Alguien llora lejos. Qué pena. Otras voces susurran, intentan calmarla. Es increíble cómo se parece la voz de esa mujer a mi madre. El ruido es muy lejano, pero a veces entre oigo palabras: una tragedia, tan joven, no puede ser. Un pensamiento me cruza la cabeza, rápido como un rayo. Me acuerdo del parking y de repente me da frío. Se me eriza la piel desde la columna hasta los pezones. ¿Miedo? No me acuerdo bien. Espera sí, bajé a recoger el coche a la misma hora de siempre, solo se escuchaban mis pisadas y las llaves. ¿Por qué mi cabeza me hace recordar esa escena tan cotidiana que repito a diario?

Huele a café, seguramente es en la reunión que tienen montada los vecinos. Ahora que lo pienso, es muy raro, el señor Andrés no acostumbra a tener muchas visitas. Esa mujer vuelve a llorar, la escucho lejos, pero me inquieta. Viene a mi cabeza la puerta de mi coche, la abrí y escuché ruido, me di la vuelta y alguien cerró la puerta del coche y me golpeó la cabeza con algo duro y me caí al suelo. No, no fue así. Eso lo vi en una película y como siempre, tiendo a mezclar cosas. Tenía ese recuerdo en mi memoria, lejos, y lo confundí con ayer, cuando entré en el garaje y ya iba pensando en que no iba a salir a correr. Espera, sí que quería salir a correr, ¿entonces por qué no fui?

Me cuesta mucho recordar, todo queda como lejos. Mi cabeza va a estallar, si no fuese por lo que me pesa el cuerpo, iría a por un ibuprofeno ya. Como odio las pastillas, pero qué bien me vendrían ahora. Vuelvo a respirar profundamente, pero me cuesta, es como si estuviese encajonada en algún sitio, como viajar el metro en hora punta en un vagón abarrotado, donde todos nos tocamos. Además, sigue oliendo raro y el olor se me ha metido en la garganta. Antes lo notaba lejos, ahora parece que lo tenga dentro. Que mal huele.

Vuelvo a oír a los vecinos, murmullan, lloran, ahora hay varias personas llorando y vuelvo a escuchar a la que tiene la voz como mi madre, esa señora lo está pasando fatal. Se me encoge el estómago, no sé bien si por el olor insoportable o por los llantos de esa mujer. Tengo que hacer algo, voy a poner música. Ni los brazos puedo mover, ¿dónde dejé el móvil? Visualizo en mi cabeza mi dispositivo, alguien lo tiene en la mano y lo tira con fuerza al suelo haciéndolo reventar en mil pedazos. Se me acelera la respiración, ¿por qué mi mente piensa esto? Tengo miedo.

Oigo el murmullo cada vez más alto, ahora no lloran lejos, están como en la habitación de al lado. Mi cabeza sigue doliéndome, pero en lugar de buscar recuerdos lejanos y mezclarlos, vuelve al parking. Ese hombre desconocido me ha arrancado el bolso y rebusca en él, ¿en qué película lo vi? Quiero levantarme y no puedo. Estoy muy asustada. Quien se levanta es mi yo del parking, intenta huir, corre muchísimo, más que cuando los sprints del entreno que pensaba hacer esa tarde. Pero realmente sigo tumbada, no puedo abrir los ojos, no sé qué me pasa, creo que los tengo abiertos, pero no veo nada, está todo en penumbra. Empiezo a llorar y también llora mi yo que corre, porque la puerta no se abre y ese hombre ha ido tras ella. Tras de mi. Quiero quitarme de la cabeza esa imagen que no es real, ¿verdad que no lo es? 

Sigo llorando mientras la voz que parece la de mi madre está hablando entrecortada. No está lejos, la oigo a mi lado. Dice que por qué han tenido que arrebatarle a su hija. Alguien le dice que salgan a tomar el aire. No puedo respirar bien. Tengo mucho miedo. Tengo frío, tengo calor. La garganta seca de llorar, este olor terrible en mi garganta. Escucho dos voces justo a mi lado, estoy muy asustada, quiero pedir ayuda, hablan de alguien que ha matado a alguien dándole golpes en la cabeza, creen que para robarle. Parece que se van, les escucho lejos hablando sobre una chica. Algo de un parking.